Echar un polvo para luego discutir es de lo peor. Terminamos diciéndonos de todo tras una de esas conversaciones en las cuales hablamos sobre los problemas que nos acarrearía el estar juntos, que él (mí primo Jorge) tiene novia, que está claro que sentimos algo más que simple atracción y que él sufre teniendo que fingir con ella. Él la ve todos los días de Dios, son como uña y carne, puesta que ella es una celosa enfermiza y le controla a todas horas. Yo paso horas (incluso días) sin verlo y no le atosigo.
Esta noche no fue diferente a las anteriores. Me viene a recoger al parque echamos un polvo y hablamos de un monton de cosas que siempre derivan en discusiones absurdas antes de que me traiga de regreso a casa. Nuestros labios se unen en un tierno beso y nos damos las buenas noches.
Sin embargo, yo no pude dormir.
Era como un impulso que me obliga a escribir todo lo que me sucede ... ni siquiera en mí diario íntimo podía censurar lo que me pasa. Mí madre daba mas vueltas por el piso.... y a eso de las tres de la madrugada la escucho hablar por el teléfono móvil: no la escucho, tampoco le pongo atención... se tratará de uno de sus muchos amantes.
By José Damián Suárez Martínez
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